La transformación digital en el ámbito laboral ha traído consigo numerosos beneficios, entre ellos, una gestión más eficiente del tiempo y la asistencia de los trabajadores. Sin embargo, también ha abierto la puerta a nuevos riesgos: las brechas de seguridad en los sistemas de control de asistencia. En un contexto donde los datos personales están en el centro de la gestión laboral, proteger la información sensible de los empleados se ha convertido en una prioridad.
La Ley de Protección de Datos Personales en varios países de Latinoamérica, como la Ley N. 29733 en Perú, impone obligaciones claras a los empleadores respecto al tratamiento, almacenamiento y protección de los datos personales de sus trabajadores. Entre estos datos se incluyen nombres, rutinas laborales, ubicaciones, marcajes biométricos, registros de entradas y salidas, entre otros. Si esta información cae en manos equivocadas, las consecuencias pueden ser devastadoras para la empresa y los empleados.
Los sistemas de control de asistencia que almacenan datos en la nube, utilizan tecnología biométrica o permiten el marcaje desde dispositivos personales son altamente eficientes, pero también representan potenciales puntos de vulnerabilidad si no se gestionan adecuadamente.
Uno de los principales riesgos es el acceso indebido a la información. Si los sistemas no están protegidos con mecanismos de autenticación robustos, cualquier persona podría infiltrarse y obtener datos sensibles. Esto incluye desde hackers externos hasta empleados con permisos mal asignados que acceden a información que no les corresponde.
Un error común es no cifrar los datos almacenados o transmitidos entre dispositivos. Esto permite que la información pueda ser interceptada por terceros, generando fugas que comprometen la privacidad de los trabajadores.
Las brechas de seguridad también surgen por vulnerabilidades no corregidas en el software utilizado. Muchos sistemas de control de asistencia no se actualizan de forma periódica, dejando expuestas puertas traseras conocidas por ciberdelincuentes.
Cuando se permite el marcaje desde dispositivos móviles o se usan equipos portátiles para almacenar datos, el extravío o robo de estos equipos representa un riesgo directo si no están protegidos por contraseñas o sistemas de bloqueo remoto.
La falta de una política de seguridad clara dentro de la empresa es otro factor crítico. Si los trabajadores no saben cuáles son sus responsabilidades respecto a la protección de datos, o si los encargados de RR.HH. no tienen lineamientos claros, la probabilidad de incidentes aumenta.
Cuando ocurre una brecha de seguridad en el sistema de control de asistencia, las consecuencias no se limitan a una falla técnica. Estas afectan de forma directa la confianza, la legalidad y la operación interna de la organización.
La confianza entre empleado y empleador es esencial. Si un trabajador descubre que su información ha sido vulnerada, es probable que su percepción sobre la empresa se vea afectada, lo que puede impactar su motivación, compromiso e incluso su permanencia en el puesto.
En países como Perú, una empresa puede ser sancionada por la Autoridad Nacional de Protección de Datos Personales si se demuestra que no ha adoptado las medidas de seguridad necesarias para proteger los datos personales. Las multas pueden ser considerables y afectar también la reputación corporativa.
Los datos de asistencia pueden ser utilizados para la toma de decisiones, como evaluaciones de productividad, cumplimiento horario o análisis de rotación. Una brecha de seguridad podría implicar la pérdida o manipulación de esta información, lo que afecta la capacidad de gestión de la empresa.
En los casos más graves, los atacantes pueden utilizar la información obtenida para chantajear a la empresa, exigiendo pagos a cambio de no divulgar datos de los empleados. Este tipo de cibercrimen ha ido en aumento en la región.
Proteger los datos de asistencia es una tarea conjunta entre tecnología, gestión interna y cultura organizacional. Adoptar buenas prácticas de seguridad ayuda a mitigar los riesgos y garantiza un cumplimiento normativo efectivo.
Es fundamental que la plataforma de control de asistencia que utilice la empresa cuente con certificaciones en seguridad de la información, como la ISO 27001. Esto garantiza que el proveedor sigue protocolos internacionales para el tratamiento seguro de los datos.
Todos los datos transmitidos entre dispositivos y almacenados deben estar cifrados. Esto impide que, en caso de ser interceptados, puedan ser leídos por terceros.
Incluir un segundo paso de autenticación para acceder al sistema refuerza la seguridad. Esto puede ser un código temporal enviado al móvil del usuario o una clave biométrica adicional.
El sistema debe registrar quién accede a qué información, cuándo lo hace y desde dónde. Esta trazabilidad permite detectar patrones sospechosos y tomar decisiones preventivas rápidas ante un incidente.
No todos los usuarios necesitan acceso total al sistema. La asignación de roles y permisos segmentados reduce el riesgo de accesos indebidos. Por ejemplo, un supervisor puede visualizar la asistencia de su equipo, pero no acceder a los datos de otros departamentos.
La seguridad también depende del factor humano. Capacitar a los colaboradores sobre buenas prácticas digitales, como no compartir contraseñas o evitar conexiones a redes inseguras, es clave para prevenir incidentes.
Es esencial contar con copias de seguridad frecuentes y planes de recuperación ante incidentes. Si ocurre una brecha, la empresa debe poder restaurar los datos y continuar operando sin interrupciones graves.
Una tecnología de punta no garantiza por sí sola la protección de los datos si la cultura organizacional no valora la seguridad. Fomentar una cultura donde el cuidado de la información sea parte del día a día laboral genera un efecto multiplicador.
Los líderes deben ser los primeros en adoptar buenas prácticas, dar el ejemplo e incentivar la denuncia oportuna de situaciones sospechosas. A su vez, los trabajadores deben sentir que son parte activa de la estrategia de ciberseguridad, con responsabilidades claras y canales de comunicación eficaces.
Cada vez más empresas utilizan sistemas biométricos como el reconocimiento facial, huella dactilar o incluso la voz para registrar la asistencia. Estas soluciones son eficientes y reducen el fraude, pero también exigen mayor responsabilidad, ya que los datos biométricos son especialmente sensibles.
Asimismo, las plataformas en la nube facilitan la gestión remota y el acceso desde cualquier lugar, pero deben contar con arquitecturas seguras, centros de datos certificados y protocolos de actualización constantes.
Integrar estas tecnologías de forma segura es clave para garantizar una gestión moderna sin comprometer la privacidad del personal.
Las brechas de seguridad en los sistemas de control de asistencia representan un riesgo latente que no puede ser subestimado. En un entorno laboral donde los datos personales tienen un valor crítico, proteger la información de los empleados es una responsabilidad legal, ética y estratégica.
Adoptar tecnologías seguras, establecer protocolos claros, capacitar al personal y fomentar una cultura de seguridad son pasos fundamentales para mitigar riesgos. Las empresas que tomen en serio esta tarea no solo evitarán sanciones y pérdidas, sino que también fortalecerán su reputación y compromiso con su principal activo: las personas.