Los datos biométricos son fundamentales para la validación de la identidad de personas y autenticación de accesos. El Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), ya tiene una definición de ello.
Para la INAI, los datos biométricos “son las propiedades físicas, fisiológicas, de comportamiento o rasgos de la personalidad. Estas son atribuibles a una sola persona y que son medibles”. Por ejemplo: las huellas digitales, el rostro, la retina, el iris, la estructura de las venas de la mano. También puede ser la forma de las orejas, la piel y el ADN, entre otros. Si estás interesado/a en un sistema de biometría control de asistencia a través de biometría facial, puedes checar nuestros servicios de GeoVictoria App, que mediante la biometría facial, permite identificar los rasgos únicos del rostro de la persona, quien debe registrarse a través de una fotografía selfie.
A diferencia de una contraseña que puede ser cambiada por otra, la información biométrica no puede cambiarse. Por tanto, da acceso a la identidad exclusiva de una persona. Otorgar datos biométricos garantiza mejor seguridad, pero también mayor responsabilidad en su utilización dentro del control de acceso biométrico.
En México existe un debate por la utilización de datos biométricos para la industria bancaria. Ello porque es uno de los países donde los documentos personales presentan más robos.
A continuación, se presentan algunos de los ejemplos más comunes de datos biométricos, acompañados de descripciones visuales para ilustrar su funcionamiento en el entorno empresarial y tecnológico actual:
Es la representación única de los surcos y crestas en los dedos de una persona. Es ampliamente utilizada en sistemas de control de acceso, asistencia y dispositivos móviles.
Analiza y mide las características del rostro para identificar a una persona, optimizando procesos como el control de asistencia, la seguridad de instalaciones y el acceso a dispositivos.
La biometría ocular utiliza las particularidades del iris o la retina, proporcionando un alto grado de precisión en ambientes donde se requiere máxima seguridad.
El patrón de venas es exclusivo de cada individuo y se utiliza en soluciones avanzadas de acceso seguro y autenticación biométrica.
Utiliza las características acústicas de la voz humana para verificar la identidad, común en centros de contacto y aplicaciones de asistencia personal.
Analizan la dinámica de la firma y el ritmo al escribir en un teclado, proporcionando métodos adicionales de autenticación especialmente en ambientes digitales.
La implementación de datos biométricos en los bancos mexicanos ha marcado un antes y un después en la protección de los usuarios y la modernización de los servicios financieros. Entre los principales beneficios destaca el fortalecimiento de la seguridad en la autenticación de identidad, lo que reduce drásticamente la posibilidad de fraudes y suplantaciones, especialmente en operaciones sensibles como la apertura de cuentas, solicitudes de crédito y transacciones electrónicas.
El uso de tecnologías como la huella dactilar, el reconocimiento facial y la biometría de voz optimiza los procesos de acceso y verificación, haciendo que los trámites sean más ágiles y eficientes tanto para los usuarios como para el personal bancario. Esto deriva en una experiencia bancaria más segura y personalizada, minimizando errores y obstáculos en la atención, e incrementando la confianza de los clientes en los canales digitales.
Asimismo, el registro de información biométrica permite a las instituciones cumplir con estándares regulatorios nacionales e internacionales respecto a la prevención del lavado de dinero y la protección de datos personales. Los bancos pueden auditar y rastrear accesos, lo que contribuye a la transparencia y robustez en los sistemas de control interno. Además, la biometría facilita la integración con plataformas digitales y móviles, habilitando servicios en tiempo real que, a su vez, impulsan la adopción de soluciones financieras innovadoras orientadas a la practicidad y protección del usuario final.
En México, la legislación referente a los datos biométricos se fundamenta en normas que otorgan un alto nivel de protección a la información personal, reconociendo los datos biométricos como datos sensibles debido a su capacidad de identificar de manera única a un individuo. La Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) y la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados (LGPDPPSO) establecen que toda recolección, almacenamiento, uso o transferencia de datos biométricos debe realizarse bajo estrictos principios de licitud, consentimiento, finalidad, calidad, proporcionalidad y responsabilidad.
Estas leyes exigen a las organizaciones informar y obtener consentimiento explícito de los titulares antes de recolectar datos biométricos y requieren implementar medidas de seguridad técnicas, administrativas y físicas para evitar el acceso, daño, pérdida o divulgación no autorizada de la información. Además, obligan a establecer políticas claras respecto al manejo, conservación y eliminación de datos sensibles, así como dar a los titulares la facultad de ejercer derechos de acceso, rectificación, cancelación y oposición (ARCO).
Los registros biométricos consisten en la captura, almacenamiento y gestión de las características biológicas o conductuales de una persona en bases de datos digitales. Estos registros permiten una identificación automatizada y segura, facilitando procesos como el control de acceso, la gestión de asistencia y la protección de información confidencial en diferentes industrias. El proceso abarca desde la recolección inicial (por ejemplo, al escanear una huella dactilar o capturar una imagen facial para el registro de un colaborador), hasta la comparación de estos datos en tiempo real con los registros previamente almacenados, permitiendo verificar la identidad del usuario de manera precisa.
La gestión de registros biométricos dentro de soluciones como las de GeoVictoria cumple con altos estándares de seguridad y privacidad, asegurando que los datos recolectados estén cifrados, sean fácilmente auditables y se integren de manera transparente con otras plataformas empresariales. Además, estos registros ofrecen ventajas como la reducción del fraude, la optimización de la experiencia del usuario y la posibilidad de acceder a informes o auditorías que mejoran la trazabilidad y la toma de decisiones dentro de la organización.
El país está en el octavo lugar a nivel mundial en robo de identidad. La mayoría de los casos se dan por pérdida de documentos (67%), robo de carteras y portafolios (63%). Por último, por información robada directamente de la tarjeta bancaria (53%), según datos del Banco de México.
De hecho, según los datos de Condusef, más 40 mil 928 robos de identidad cibernética y tradicional ocurrieron en 2019. De ellos, se logró extraer 2 millones 216 mil pesos mexicanos.
Es un dato personal todo dato biométrico recolectado, almacenado, comparado e interpretado en función de que identifica o hace identificable. Esto sea directa o indirectamente, a la persona física a la que corresponde el registro.
Todo dato personal está protegido por la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP). También la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados (LGPDPPSO).
Los datos biométricos se dividen en dos grupos, de acuerdo con las características individuales que registran:
Características físicas y fisiológicas
Características del comportamiento y la personalidad
El robo de identidad en las instituciones financieras fomentó la adopción de datos biométricos para verificar a las personas. Desde el 2020, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), exige a los bancos capturar la huella dactilar. Será exigible para los usuarios que abran una cuenta o un crédito. La finalidad es dar más seguridad en las transacciones.
El objetivo de la medida es que pueda tenerse información biométrica de más de 120 millones de mexicanos en 2020. Así, se minimizarían los riesgos de suplantación de identidad. Sea si se produce por fraude o por errores administrativos.
No obstante, según el sitio AltoNivel, de acuerdo con la abogada y periodista Surya Palacios, en México no existe ningún fundamento legal que te obligue a dar tus datos biométricos a cambio de un bien o servicio financiero. Por tanto, sugiere que al renovar la tarjeta puedes utilizar otras formas de probar tu identidad. Como la credencial de elector, tu pasaporte, tu licencia de conducir, y de ser posible hasta tu CURP y cédula profesional.